En el corazón de un ecosistema de manglar que ha resistido siglos de embates urbanísticos, el corregimiento de La Boquilla marca hoy un precedente en la lucha por la autonomía y la sostenibilidad.
La Alcaldía Mayor de Cartagena, a través de la Secretaría de Turismo, oficializó la entrega de la Ruta Turística Comunitaria Fortalecida, un proyecto que no solo busca atraer visitantes, sino blindar la identidad de un pueblo que entiende su territorio como un activo sagrado.
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Sostenibilidad: más que una etiqueta es identidad
Turistas franceses en La Boquilla Foto:John Montaño/ EL TIEMPO
Este hito es el resultado de un ciclo de co-creación participativa entre el equipo técnico distrital y las fuerzas vivas de la comunidad: el Consejo Comunitario, la Junta de Acción Comunal y unidades productivas locales como Arriberos, La Cueva del Manglar – EMATUECOB y Ecotours La Boquilla.
«Aquí el visitante no solo recorre un territorio, sino que se conecta con su historia, su cultura y su gente», destacó Teremar Londoño Zurek, secretaria de Turismo.
La ruta propone una inmersión profunda en la pesca tradicional, la gastronomía ancestral y, fundamentalmente, la conservación del manglar, un ecosistema vital que funciona como barrera natural y sumidero de carbono.
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La Titulación Colectiva y resistencia afro
Turistas franceses en La Boquilla, Cartagena Foto:John Montaño/ EL TIEMPO
Para entender el valor de esta ruta, es imperativo mirar hacia el suelo que se pisa. La Boquilla es un territorio de comunidades negras y pescadores tradicionales que han librado batallas legales históricas por la titulación colectiva. Este reconocimiento legal, amparado en la Ley 70 de 1993, es el que permite hoy que la comunidad sea dueña de su destino y que el turismo no sea un factor de desplazamiento, sino de arraigo.
Al fortalecer esta ruta, el Distrito reconoce que la protección ambiental y el bienestar social son inseparables del derecho al territorio. La apuesta es pasar de un modelo de turismo masivo a uno humano y responsable que aporte valor real a los habitantes.
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Herramientas para la autonomía económica
La Boquilla recibe a turistas franceses Foto:John Montaño/ EL TIEMPO
La entrega incluyó dotaciones estratégicas diseñadas para mejorar la seguridad y la experiencia educativa del visitante sin comprometer la integridad ambiental:
Entrega de kayaks para recorridos
pedagógicos en los túneles del manglar
Infraestructura ligera: Bancas de descanso, señalética interpretativa y mapas turísticos actualizados para guiar al viajero por la memoria histórica del corregimiento.
Seguridad: Implementos de protección ambiental y kits de primeros auxilios.
Bilingüismo: Un componente de formación en inglés para los miembros de las organizaciones comunitarias, gracias a convenios con la Secretaría de Hacienda y Unicolombo, facilitando la atención al mercado internacional.
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El Manglar y las playas: corazón del ecoturismo
Manglar ecosistema Foto:Alexis Serrano Carmona
La Ruta Turística Comunitaria de La Boquilla se cimenta en la preservación de su entorno natural, específicamente el manglar, que es el eje de las experiencias ofrecidas.
Experiencias de Inmersión: Los recorridos se centran en el contacto directo con la naturaleza a través de actividades como la navegación en los kayaks por los túneles del manglar, permitiendo una educación ambiental activa para el visitante.
Conservación y pesca: La ruta integra prácticas de pesca tradicional con la conservación del ecosistema, asegurando que la actividad económica no degrade el entorno que sustenta a la comunidad.
Parada gastronómica y de playa: en la Boquilla el visitante tiene las playas más extensas y más seguras de la Cartagena continental donde además de una tarde de mar y sol puede disfrutar de un suculento almuerzo, con lo mejor de la pesca local, frente a la inmensidad del Caribe.
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Un símbolo en la entrada al territorio
Niños de la Boquilla, en Cartagena Foto:John Montaño/ EL TIEMPO
La ruta inicia con un potente mensaje visual: un mural identitario ubicado en la entrada de La Boquilla, cerca del cementerio comunitario. La obra, del artista Moisés Zabaleta, plasma la esencia cultural y la memoria de este pueblo de pescadores, funcionando como un umbral entre la ciudad moderna y el territorio ancestral.
Este modelo, que ya se implementó en Punta Arena y se extenderá a otras seis zonas de Cartagena, busca consolidar a la ciudad como un destino inclusivo y auténtico.
En La Boquilla, el mensaje es claro: la mejor forma de proteger el medio ambiente es garantizando que quienes lo habitan y lo aman tengan las herramientas para vivir dignamente de él.
Además, te invitamos a ver nuestro documental:
Documental de la periodista Jineth Bedoya. Foto:
Cartagena
