En un operativo de control adelantado en las bodegas de encomiendas de la Terminal de Transporte de Barranquilla, la Policía Metropolitana detectó y decomisó 4.500 gramos de marihuana que iban ocultos en un envío aparentemente inofensivo: cajas de cereales de desayuno. El hallazgo impidió que el estupefaciente siguiera su ruta de distribución y quedó a disposición de la Fiscalía General de la Nación para los trámites judiciales.
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El procedimiento se registró durante una jornada de inspección y verificación en las áreas de almacenamiento de paquetería de una empresa transportadora que opera en la terminal. En este tipo de controles, los uniformados revisan el flujo de encomiendas —entradas, salidas y tiempos de permanencia— y cruzan señales de riesgo como el peso, olor, rotulación, coincidencias de destinos y embalajes repetidos.
Un canino antinarcóticos dio una alerta positiva frente a los paquetes. Foto:Policía nacional
En medio de ese recorrido, un canino antinarcóticos dio una alerta positiva frente a un paquete que, a simple vista, no llamaba la atención. El envío consistía en varias cajas convencionales de cereal, empacadas dentro de una bolsa plástica negra y selladas para el transporte. La reacción del canino, entrenado para identificar trazas de sustancias ilícitas, llevó a los policías a realizar una inspección más detallada del contenido.
El camuflaje: cereal por fuera, marihuana por dentro
Al abrir el paquete, los uniformados confirmaron que en el interior había 11 bolsas plásticas con una sustancia vegetal verde. Por su olor, textura y características, correspondía a marihuana. Las bolsas estaban acomodadas de manera que las cajas simularan ser productos de supermercado, una técnica de camuflaje que busca pasar desapercibida en controles superficiales y evitar sospechas en el manejo de carga.
Cada bolsa fue pesada y embalada para cadena de custodia. El peso total del material incautado fue de 4.500 gramos, cifra que, según los investigadores, representa una cantidad relevante para el menudeo urbano: distribuida por porciones, podría alimentar varios puntos de expendio en barrios del área metropolitana.
La encomienda pretendía aprovechar la movilidad intermunicipal y el gran flujo por la temporada. Foto:ARCHIVO El Tiempo
Aunque las autoridades no revelaron el punto exacto de origen ni el destinatario final del paquete, el hallazgo en la terminal sugiere que la encomienda pretendía aprovechar la movilidad intermunicipal para desplazarse con bajo perfil. En este escenario, la terminal cumple un papel crítico, siendo un centro de paso de carga y paquetería donde confluyen rutas y empresas, y donde la mezcla de envíos y pasajeros puede facilitar a las redes de microtráfico esconder mercancía ilícita entre productos legítimos.
La Seccional de Investigación Criminal (Sijín) y la Policía de Tránsito de la terminal iniciaron las verificaciones de trazabilidad del envío como el remitente declarado, destinatario, fecha de ingreso a bodega, empresa transportadora y posibles escalas. Ese cruce de datos permite identificar patrones, conexiones con otros envíos y eventuales responsables.
“Controles permanentes para frenar el tráfico”
Concluida la inspección, el estupefaciente fue dejado a disposición de la Fiscalía General de la Nación, que asumirá los actos urgentes para ver si se establecen responsables y así podrían configurarse delitos como tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y concierto para delinquir, dependiendo de la participación y la estructura detrás del despacho.
Estos cargamentos suelen alimentar varios puntos de expendio que perpetúan el microtráfico. Foto:Policía NACIONAL
El coronel Miguel Andrés Camelo Sánchez, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, destacó el valor de estos procedimientos. “Estos controles permanentes en la Terminal de Transporte nos permiten impedir que sustancias ilícitas lleguen a los barrios y afecten la seguridad y la convivencia. Continuaremos fortaleciendo el trabajo con nuestros caninos y las labores de inspección para combatir el tráfico de estupefacientes”, señaló.
En la economía del microtráfico, cargamentos de este tamaño suelen alimentar varios puntos de expendio, con entregas fraccionadas que se dispersan para reducir pérdidas en caso de incautación. Al decomisar la mercancía en el eslabón intermedio —antes de su llegada al barrio— se rompe la cadena de abastecimiento y se incrementa el costo y el riesgo para la red criminal, obligándola a reorganizar rutas o asumir mayor exposición.
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La autoridad reiteró la invitación a la ciudadanía para denunciar cualquier hecho delictivo a través de la Línea Contra el Crimen 317 896 55 23 o la línea 123. En casos como el descubierto, los datos de usuarios y trabajadores de paquetería han sido clave para levantar alertas tempranas sobre envíos sospechosos.
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