Señor Director:
Me refiero a su editorial ‘Sombras por doquier’ (0-12-2025). El gobierno del presidente Petro atraviesa un momento definitorio por la profundidad del deterioro moral que hoy lo rodea. Lo que antes parecía una sucesión de episodios aislados -la corrupción en la Unidad para la Gestión del Riesgo, la compra de apoyos legislativos, la violación de topes electorales, los señalamientos contra exministros y altos funcionarios- se revela ahora como un patrón de conducta que desmiente la promesa de regeneración ética con la que este proyecto político llegó al poder. Más que escándalos, lo que se desploma es la narrativa moral que lo sostuvo.
Lo más preocupante es que, en lugar de reconocer la gravedad institucional, insiste en minimizar, desplazar o reinterpretar responsabilidades. Este gobierno obtuvo el poder gracias a las garantías del orden democrático, pero hoy socava los controles que le dieron legitimidad. Un poder que pide confianza mientras erosiona los mecanismos que la sostienen no puede reclamar credibilidad. Un gobierno que rehúsa asumir responsabilidades y descalifica los controles institucionales se aproxima peligrosamente a la lógica de los regímenes que derivan hacia el totalitarismo.
Emili Quintero Castillo
Taxistas en los puentes
Señor Director:
Enhorabuena a la Administración distrital, que determinó hace un tiempo que el carril de solo bus no puede ser bloqueado y el incumplimiento de esa medida acarrearía comparendos económicos y en algunos casos inmovilización del vehículo.
Inconcebible que la Secretaría de Movilidad no haya puesto remedio a que un pequeño grupo de taxistas se tomen por derecho el ocupar las calzadas de vías arterias cercanas a puentes peatonales esperando que algún transeúnte solicite el servicio, lo cual genera monumentales trancones en la ciudad. ¿Miedo a perder votos de ese gremio?
En diferentes ciudades del mundo la gente camina quizás una o dos cuadras para tomar el servicio, pero aquí no importan el bloqueo, la contaminación y la pérdida de tiempo.
Francisco Javier Cajiao G.
Hogares sin pólvora
Señor Director:
Me refiero a su editorial ‘Que este sea el año’ (6-12-2025), en el que invita a cuidarnos en el uso de la pólvora en este mes, a acompañar las iniciativas de prevención de las autoridades, “a menos que se quiera cambiar la Navidad por la tragedia”. Es un importante llamado que debe ser escuchado. Porque no puede ser que cada diciembre, por culpa del mal uso de la pólvora, se convierta en una tragedia para más de 1.000 hogares en el país. Porque, por ejemplo, un niño con graves quemaduras, con amputaciones, pérdida de la vista queda marcado de por vida. Y los adultos, padres o acompañantes, también, en el alma. Todo por una tradición peligrosa, una imprudencia, falta de prevención o exceso de licor.
Lo que se necesita es que la pólvora no llegue a los hogares. Que solo sea lanzada por expertos, en campo abierto. Y tiene que haber solidaridad, hay que avisar a las autoridades, que haya decomisos. Sí, “que este sea el año” con menos, muchos menos quemados con pólvora.
Carmen Rosa Novoa
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